Yeiko, el Border Collie, era más que una mascota: era un guardián astuto, de olfato lírico y mirada inteligente. Sus dueños, Fabricio y Luciana, nunca lo dejaban solo. Les encantaba llevarlo a todas partes, incluso en aquella tarde en que tenían cita para visitar un apartamento en remate.
El inmueble, casi vacío, había pertenecido a una familia que había partido a Europa. Solo quedaban paredes silenciosas y algunos muebles viejos. En la entrada, un hombre bajo, de cabello amarillo y ojos llenos de sarcasmo, los recibió con una sonrisa fingida.
—Pasen, pasen, recorran con calma —dijo, abriendo el camino.
Pero Yeiko no esperó invitaciones. Escabulléndose entre los pasillos, llegó hasta una habitación cerrada al fondo. Arañó la puerta, empujó con su hocico y entró. Allí, en medio del cuarto polvoriento, una maleta enorme descansaba como un secreto olvidado.
De pronto, Yeiko comenzó a ladrar frenético, su cuerpo tenso, el pelo erizado. Un olor extraño escapaba de la maleta… un olor tan fuerte que parecía gritar peligro.

Luciana y Fabricio corrieron al cuarto, seguidos por el enano, quien palideció al verlos descubrir aquel equipaje. El silencio se rompió con un estallido de tensión.
Fabricio, temblando, abrió el cierre mientras Yeiko gruñía. Dentro de la maleta…

✨ una montaña de fajos de dinero, reliquias antiguas y documentos sellados con símbolos extraños.
Un tesoro oculto, quizá robado, quizá maldito.
El enano intentó cerrar la maleta, pero Yeiko se lanzó con un salto preciso, interponiéndose entre él y sus dueños. Los ladridos hicieron eco como alarma divina.

Minutos después, llegaron las autoridades. El hallazgo era monumental. El apartamento en remate era, en realidad, la guarida de un oscuro negocio internacional.
Fabricio y Luciana quedaron paralizados. Lo único que pudieron hacer fue abrazar a Yeiko, el héroe de la tarde, mientras él movía la cola como si todo hubiese sido un simple juego.
🎬 Y así, entre sirenas y cámaras de televisión, comprendieron que aquel remate barato no era un golpe de suerte… sino el escenario de una película donde su perro había escrito el final.
📖 Conclusión
Ya en casa, aún con la adrenalina corriendo por sus venas, Fabricio y Luciana no tardaron en llamar a su agente de confianza: Fabiodelaskasaz, del Grupo Kasaz.
Le contaron con detalle la visita, el enano extraño, la maleta, el dinero, los documentos… y cómo Yeiko, con su nobleza y olfato, había evitado una tragedia.
Fabio escuchó en silencio, dejando que la historia fluyera como un río de misterio. Luego, con voz serena y firme, les dijo:
—Queridos amigos, lo que han vivido hoy es la prueba de que en los negocios inmobiliarios no todo lo que brilla es oro. Detrás de una “ganga” puede esconderse una trampa. Ustedes tuvieron un ángel de cuatro patas que los protegió, pero no siempre será así.
Hizo una breve pausa, y agregó con la calidez de un hermano mayor:
—Por eso confíen siempre en un asesor profesional que investigue, que acompañe y que les muestre la verdad detrás de cada puerta. Un hogar no es solo paredes y techos, es seguridad, amor y confianza. Y en Grupo Kasaz, ese es nuestro compromiso con cada familia.
Luciana acarició a Yeiko, mientras Fabricio asentía. Ahora sabían que habían ganado algo más valioso que un remate barato: habían aprendido que el verdadero valor de una vivienda está en la tranquilidad de estar bien asesorados.
